9

Me he cansado de Mónica La Tremenda.
Me he cansado porque ha resultado ser un auténtico coñazo de tía. Una pesada, vamos.
Pesada del verbo ¡Qué pesada es esta tía! no del verbo ¡Cuánto pesa esta tía!, digo.
Lo preocupante no es que yo me haya cansado de Mónica. Lo preocupante es que Yo se lo he de comunicar a Mónica, la Pesada Tremenda.
Y se lo tengo que hacer saber porque me irrita sobremanera que grite mi nombre mientras llama a la puerta. Tanto entusiasmo me está matando.
Y tampoco soporto que me acaricie la mano durante las dos horas y media que dura la peli porque a los diez minutos se me queda dormida (la mano, no Mónica) y me paso las siguientes dos horas y veinte minutos pensando en que no me la siento y así no hay dios que vea una jodida película, sinceramente.
No soporto tampoco, por ejemplo, que..., bueno en realidad no soporto un huevo de cosas de Mónica. De hecho creo que no soporto a Mónica. Sin más.

Llevo meditando desde hace un rato cómo encontrar la manera de decirle a una tía eso de "Tenemosquehablar: me he cansado de ti y de aquí en adelante, si te es posible, me harías un favor si me ignoraras por completo porque yo te voy a ignorar por completo a ti". La manera de decírselo  sin que se enfade o, en su defecto, me pegue un puñetazo, digo.

La guerra no sé pero está claro que esta batalla la tengo perdidísima perdida.
No soy muy listo (bueno un poco sí) pero es que para pensar lo contrario habría que ser Gilipollas.
Por completo también.

8

- ¿Qué piensas?

Cuando una tía te pregunta eso nunca (y cuando digo nunca quiero decir JAMÁS) has de responder aquello otro de "Nada".
Ellas no pueden llegar a comprender que en la vida hay momentos en los que realmente no te planteas tu existencia cada tres minutos y medio y que sí es posible dejar la mente en blanco. Sin más.
Son así de raras.
No puedes ir de profundo tipo "En cuánto habrá aumentado el agujero de la capa de ozono". Las tías son raras pero no gilipollas.
Bueno algunas un poco sí.
Tampoco ir de simple tipo "En que vestida tus tetas parecían bastante más grandes, la verdad". Porque entonces el gilipollas serías tú.

Miro a mi vecina La Tremenda Mónica. Está desnuda encima de mi cama, justo en la que era la parte de Marian.
Sus tetas son exactamente como me las imaginaba.

- Pensaba en qué estarías pensando tú.





Sus preguntas también.

7.

Tengo nueva vecina.
Ha bajado a presentarse. Como en las pelis americanas y eso, sí. He estado a punto de preguntarle dónde se había dejado la tarta de manzana pero no estaba seguro de que pillara a la de ya el extraño humor que me caracteriza y recordemos que no hay una segunda oportunidad para dar una primera impresión.
Es morena y tiene los ojos negros.
Está tremenda, la verdad.

- ¿Tienes un gatito? 
- Errr..., sí, pero...
- ¡Me encantan los gatos! Son tan... abrazables.
- ... a mí también.


He estado a punto (otra vez) de decirle que dudaba de que la palabra "abrazable" existiera en el diccionario que tenemos el resto de los seres humanos normales o en cualquier diccionario en definitiva pero... ¿he dicho ya que está TREMENDA?

- Med, te presento a...
- Mónica (sonrisa).
- Un placer, Mónica (sonrisa). Yo soy ÁlEX  (sonrisa) y ésto ésta es Med, mi puta abrazable gatita (SONRISA).
- Bueno, ya sabes dónde estoy, ÁlEX. Y tú también princesa (le dice a Med mientras acaricia dulcemente al montón de pelo blanco al cual yo soy alérgico y odio a partes iguales).
- Lo mismo digo, Mónica, si alguna vez quieres sal, follar, que te enseñe a hablar o lo que sea ya sabes dónde encontrarme.

Y se ha ido.
Dejándome a ocho escalones del cielo.
Justo los que me llevan a su casa.

¡Gracias por abandonar también a Med... Miriam! (¿Miriam?)
¿Cómo coño se llamaba la pelirroja aquélla abandonahombres (y gatos)...?




6.

Esta mañana, cuando me he ido a currar, me he dejado encerrada en el baño a Med.
Ha sido sin querer.
Creo.

He estado todo el día pensando en la gata de los cojones.
Con lo hija de puta que es seguro que se ha puesto a maullar como una cabra para llamar la atención de los vecinos y dentro de un rato me viene a buscar la poli y me arresta por maltratador de animales o algo así. 
Ya me veo en los periódicos mañana a cara descubierta con un enorme titular que diga que "Dejó encerrada a su pobre e inocente gatita en el lavabo para vengarse de su ex que lo abandonó como a un perro dejó".


Al llegar a casa, nueve horas y veintisiete minutos después, la gata seguía viva desgraciadamente.
Si Med hubiera sido un perro, nada más liberarla de su encierro, hubiera corrido a mis pies, agradecida, moviendo el rabo de un modo incansable, intentando (si yo me dejara, que no hubiera sido el caso) lamerme la cara.
Por eso me gustan (un poco) más los perros, puedes estar una semana entera sin darles siquiera agua para beber pero ellos continúan ahí, meneando el rabo sin esperar nada a cambio.
Med, la puta gata, ha tardado más de siete minutos en salir del lavabo cuando le he abierto la puerta nada más llegar a casa. En lugar de levantarse y darme la bienvenida, agradecida, por haberle salvado la vida, se ha quedado ahí, inmóvil, sin inmutarse, como si, en lugar de llevar casi diez horas encerrada, sin comer, sin beber y (lo más importante) sin cagar o mear (los gatos no cagan ni mean fuera de su particular recipiente con arena especial para gatos) (en el caso de Med arena perfumada), como si llevara un par de minutos ahí tumbada.

A veces pienso que Med sabe leer, escribir y habla siete idiomas o algo así. Que llama a Marian a diario para informarle de si me he muerto por fin o, para su pesar, continuo respirando.

He ido a mear y no he levantado la puta tapa del wáter. Me he asegurado de que Med podía ver semejante locura para que se lo cuente a Marian la abandona hombres .


Creo que me estoy volviendo loco.

5

Quizá hayan raptado a Marian y la pobre esté atada de pies y manos en cualquier casucha abandonada en medio de la nada. Suplicando para que yo vaya en su busca y la rescate de un loco de ésos que salen en las noticias de las tres a diario. Mientras yo lanzo dardos envenenados de rabia a una foto con su imagen muy ampliada para no fallar.



Mensaje para: Marian
Asunto: Duda.
De: ÁlEX
¿Sigues viva?


Mensaje para: ÁlEX
Asunto: Duda.
De: Marian
Que te jodan.


O quizá no.

4

He ampliado una foto de Marian y la he colgado (la foto no a Marian) en una de las paredes del salón.
Luego he buscado los dardos de la diana que, precisamente, Marian me regaló mi pasado cumpleaños y me he pasado unos veinte minutos (quizá veintidós, no recuerdo bien ahora) lanzándolos desde el sofá sustituyendo la diana de marras por la imagen ampliada de Marian.

El resultado ha sido mi cara totalmente deformada dada mi nula escasa puntería mientras Med, la puta gata, parecía sonreír desde una esquina de la casa.

Recordar: la próxima vez ampliar una foto donde sólo salga Marian.
Recordar 2: Matar a la puta gata.

3

Sigo vivo.

Med también.
Desgraciadamente.




2

Han pasado dos días desde que Marian me abandonó se fue.

Med, la puta gata de Marian, en cambio, sigue aquí.

Med y yo nos caímos como el culo más o menos al minuto dos de conocernos.
Odio los gatos desde que recuerdo.
Ayer me vino a la memoria el día que Marian apareció en casa con esa puta gata blanca metida en esa especie de jaula transportanimales.
Me imagino que Med pudo leer eso de "¡Hostiaputa! ¡Un GATO!" en algún rincón de mi cerebro.
Los gatos son condenadamente listos. Dicen.

Me pregunto si Marian no se ha llevado a Med con el resto de sus cosas por lástima y no dejarme solo del todo o porque sabía que me jodería tener que hacerme cargo de ese montón de pelo blanco al cual, por cierto, soy alérgico.

1

Marian me ha dejado.

Como se abandona a un perro en verano cuando te dicen los del Todo Incluído que no aceptan animales en su hotel.

He tardado unos treinta y cinco minutos en darme cuenta de semejante tal hecho, justo cuando, después de afeitarme y ducharme, he abierto el armario para ponerme el pantalón de estar por casa. Nuestra casa. Y he comprobado que aproximadamente el ochenta y cinco por ciento de su capacidad (la capacidad del armario no la de Marian) quedaba al descubierto, dejando bailando a solas a mis camisas y al resto de mi ropa.